domingo, 31 de julio de 2016

Billetes reservados




Por fin, la televisión nos ha prometido un fin de semana para soñar, tengo billetes reservados para la alegría, butaca de patio fila uno, la tormenta parece que ha pasado, quedan las huellas del oleaje, quedan las heridas del desamor, quedan mil escalones antes de llegar a…, para llegar (no sé si suben o si bajan).

Me paro, miro hacia derecha e izquierda antes de cruzar, hoy también quiero estar aquí pero, ya ves, no sé si tengo demasiado que decir. Junto palabras para evitar el diván. Algún día lo contaré. Es demasiado fuerte, que se decía antes. Antes es un tiempo lejano a partir de una raya roja que separa. Ahora es un territorio anterior a luego. Luego no es nada, no existe. Lo contaré, digo, es fuerte, decía, con impactantes escenas de sexo, tórridas pasiones, violentos, gratos ejercicios amorosos, ay. En cuanto tenga fuerzas lo escribiré, de momento me estoy curando las heridas. No sé cuánto tiempo debo seguir mintiendo (me) para que me crea(n).

Es lo que tiene esto de escribir, te metes tan dentro de la(s) historia(s) que llega un momento que te las crees.

sábado, 30 de julio de 2016

Me voy a casa.




Las siete. No es cosa de esperar. Entro a la iglesia en el momento en que el sacerdote hace la señal de la cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos se ponen de pie, hay poca gente, no veo a ninguno de mis amigos, tienen la costumbre de esperar fuera en los funerales, un exceso de misas obligatorias en su infancia. Ha fallecido una señora de avanzada edad que en sus últimos años estuvo aquejada de Alzhéimer . No me pregunto para no tener que responderme. Nos morimos.

Ocho menos cuarto. Saludos y condolencias. Qué buena era. Las hijas lloran. Aprovechando que no nos hemos muerto, vamos a tomar vinos por ese barrio. Al cuarto hablamos más alto, de temas diversos, incluso alguno cuenta un chiste. Txomin me hace confidencias de su padre, de cuando falleció, de lo que le echa en falta. Juan me habla de su esposa. Carmen despelleja a su novio. Me siento desplazado en ese ambiente y me despido.

Nueve menos cinco. Hay fiesta, no sé, un santo, una Virgen, estamos llenos de santos y de vírgenes. Por las calles hay un ambiente sano, primitivo, tribal, muchos cantan y bailan, todos bebemos, coros en las bocacalles, txistularis, tamborileros, dantzaris, gráciles señoras saltando jotas, señores con disfraz de aldeanos, jóvenes mimetizados de sus abuelos, tasqueros haciendo el agosto en julio. Excepto por los sorprendidos turistas que sacan fotos hasta a las papeleras, las imágenes podrían pertenecer a principios del siglo pasado ¿Hemos avanzado algo?, ¿había algo que avanzar?, ¿queremos avanzar? Tramposa nostalgia de una Arcadia tallada en algunos ADN, ceguera de la diversidad, del mestizaje, de lo diferente, todos somos diferentes, todos somos contradictorios, todos somos únicos, todos somos iguales, en este momento la aparente alegría nos iguala. 

Me voy a casa.

viernes, 29 de julio de 2016

Celia.




Habré tenido algún sueño… me levanto pensando en él. Qué tontería… Miro por la ventana y no veo árboles, ni coches, ni edificios, sólo le veo a él. Domingo. Pongo música. La apago. Todas las músicas suenan a canciones que oía con él. Siento sus manos tocándome. No debo pensar en eso, me hace daño. No le olvido, tantos años y no le olvido. Sus dedos rozándome. Seré imbécil. Tiene que haber algún método, no sé, como dejar de fumar, ya lo hice y mira que estaba enganchada. Sus labios recorriendo mi espalda. No, le decía. Aquel miedo absurdo, las advertencias de mi madre, el embarazo de Elisa y sin embargo, en mi interior, todo urgencia, ansiedad, deseo. No le olvido, tantos años y no le olvido. Tal vez le llame, me gustaría hablar con él, pero ¿qué le digo? Domingo. Hace un día precioso, iremos a comer fuera, a John le gusta salir los domingos. Me gustaría oírle de nuevo, reírnos como entonces. Quiero llamarle, decirle algo.

-Celia, ¿estás bien? -John ya se ha levantado y me mira- ¿en qué piensas?

No, le decía, pero en mi interior todo urgencia, ansiedad, deseo. ¡Mierda! ¿Por qué les hice caso?  En cuanto John baje a por el periódico, le llamo.

(Versión de Celia.)
(Que es mejor que la mía, claro)

jueves, 28 de julio de 2016

En Galicia.



Muchas veces no sé cómo decir lo que quiero decir. Me da miedo quedarme tan desnudo, tan vulnerable, tan así. Cuento A por no decir no puedo, no sé. Cosas que se hacen. 

Desde Bilbao salimos cuatro amigos en un coche y dos motos. Queríamos conocer Galicia. Empezamos el viaje por la costa, seguimos, nos perdimos por el interior, volvimos a buscar la playa, el interior, playa, así. Dormíamos en tienda de campaña, en pensiones de mal agüero, en hoteles de una estrella, donde queríamos, a veces con quién podíamos. Una noche la pasamos en una cuadra, otra en una casona con cuadros de niños muertos en las paredes. Fue un viaje de iniciación. Hasta donde el alcohol lo permitía disfrutamos del paisaje, de la comida, de las personas. Una madrugada, en Mondoñedo, nos paró la guardia civil, la pareja nos hizo salir del pueblo a las cinco de la mañana y gentilmente nos invitó a aparcar y pernoctar en un bosque, en las afueras. En Ferrol trabé amistad con dos colegas, nos invitamos mutuamente a varios cuba libres y al despedirse me dijeron que eran policías y estaban de servicio, que nos estaban siguiendo, supongo que nuestra apariencia invitaba a todas las sospechas. En Coruña el ron pudo conmigo y me quedé sentado en el suelo de una cabina telefónica mientras hablaba con J; unos amables paseantes me dejaron apoyado en una persiana mientras mis amigos me buscaban por las calles desiertas. En Valdoviño hicimos amigas para siempre, nos invitaban a sardinas y empanada, a albariño, no nos dejaban pagar nunca, nos rifaron y yo le toqué a Quintila, una salerosa, pecosa, divertida chavala que se reía con mi acento tanto como yo me reía con el suyo, nos juramos amor eterno hasta agosto. En la Toja nos perdimos los cuatro firmas y me encontré con un milagro de media melena, espalda interminable, dulzura concentrada y una habitación en hotel de lujo donde aprobé con nota raspada. En Santiago la noche se rompió en estrellas fugaces, las demás, cercanas,  el humo, nos transportaba a otros mundos. Gritábamos en las playas, nos bañábamos en aguas gélidas, estábamos tostados, con flores en la barba, reíamos por cualquier cosa, los días eran una sucesión de sorpresas, de descubrimientos, la vida era nuestra y alguien nos esperaba al regreso. 

Creo que he mezclado el itinerario, que me he dejado muchas cosas, ay, queriendo y sin querer, la memoria selectiva. 
También debo decir que no era mi primera visita a Galicia. 
Añado que desde entonces vuelvo cada año, sin remedio, peregrino o turista, atrapado por esta tierra y este mar. 

Toda esta historia me ha venido a la cabeza pensando en cómo declarar mi amor por Galicia  y sobre todo a sus gentes. 

He escrito A, lo sé, otro día lo diré de manera diferente, espero que mejor. 
Feliz día. 

miércoles, 27 de julio de 2016

Desmentido.





Ante las alarmantes noticias que se han desparramado por diferentes círculos, incluidos los concéntricos, me apresuro a desmentirlas en la parte que me atañe: esta página no está subvencionada.

Desde varios puntos de fuera y dentro del estado me llegan mensajes pidiéndome la fórmula del tercer fuego, cómo se consigue interesar a quién corresponda para que escribir en un blog esté remunerado, un contrato vitalicio, una corresponsalía en New York, una columna en el País. Me cansa y aburre ya repetir que no lo sé, que yo no soy ese que se imaginan, que no, que eso que dicen es incierto: esta página no está subvencionada.

Sí es verdad que recibe una ingente cantidad de cariño, muchos visitantes, que algunos dejan flores en la verja de la cancela, que apenas tiene velas negras, que las paredes están llenas de yo estuve aquí y otros grafitis simpáticos, que la amistad crece y me obliga a subir las marcas –hasta esta cruz llegó la marea en octubre-, pero ni un euro, ni un céntimo, lo repito: esta página no está subvencionada.

Pero ya que estamos a calzón quitado, valientes, con el culo al aire a pesar del frío que hace en estos muros, confieso que tengo una habitación llena de ghostwriter. Claro, qué os creíais, este ritmo diario solo se puede conseguir con varios negros literarios, señoras y señores de todos los colores que escriben en una pequeña habitación aneja a mi mansión, con sus plumas de ganso, sus viseras, los manguitos, su imaginación, su sapiencia, su necesidad de compartirla aunque sea con otro nombre, el mío, que solo asiento o deniego con tiranía, sí, pero sin saña –eso es muy malo, me lo repite, más adjetivos, menos adverbios, algo de sexo, más carnaza, está usted despedido-. Como final, una vez más proclamo que pago a todos ellos gracias a mi fortuna personal, las instituciones, el gobierno, no da un duro: esta página no está subvencionada, leches.

martes, 26 de julio de 2016

Pasan los días como liebres perdidas.





Se encienden los faroles y pasan los días como liebres perdidas en un espacio atroz, sin madrigueras, amapolas carmesíes, blancos gladiolos, rayos de luz amarilla, el regreso a la vida eléctrica en la que todo es como debe ser, pero cuando es como ni tú y yo hubiéramos imaginado ni en nuestros más extraños sueños, es más, es tan, es ay, es deseo de hablarte con la cabeza apoyada en tu hombro, con tu pelo entre mis dedos, con tu miedo reclinado en el mío, con el estupor por entender que nuestros cuerpos entrelazados es un instante de eternidad, es penetrar en el misterio, allí donde el entendimiento se agarrota aunque tú, tan tuya, tan estricta, con tu territorio absolutamente delimitado, ni una bandera sin ondear, prohibido el paso, no, estas son las normas que acato, tan loco, tan ausente, tan desenvuelto, tan de acá para allá, buscando lo que no existe, buscándome, intranquilo, fogoso, apasionado, saltando los helechos que cobijaron mi infancia entre Artxanda y quién sabe dónde a la hora en que cantan los gallos y las estrellas suspiran antes de morir, con dioses que juegan con el insomnio y el dolor en los huesos del alma, sed de príncipes apoyados en la mancebía, flamencos con espuma en la garganta, racimos negros de uvas riojanas, viento agrio, campesinos con manos de arena, tu latido que me recorre, ese gesto delicado con que te bajas la falda, la pliegas sobre la silla, dudas si seguir, ¿he engordado? y te beso los hombros, suelto botones, gemimos, nos derrumbamos en caricias lentas, nos helamos en la casa fría, nos miramos sobre las sábanas sencillas, nos rendimos, nos tocamos los nervios, nos enajenamos, déjame que te busque sin atajos, digo, que te bese sin murallas, sigo, que te coma los labios y la frente, donde te gritan las monjas de la angustia, los tabús, eso no se hace y a estas alturas nos recorren mil hormigas, estás despeinada y aprietas los labios, nos llenamos de urgencias, un resplandor de cielos nos inunda, no sabemos quién eres tú, dónde acabas, quién soy yo, si he empezado, nos transmutamos, nos volvemos ese carnal extravío de perdernos, te resumo, te canto, te poetizo, trenzo mordiscos de ardilla en tu brazo, te someto a ese ritmo que escuchan los vecinos, los curiosos habitantes de la nada al otro lado de la pared, los que sonríen cuando nos ven subir por la escalera, pasar por el portal, que nos envidian, un ejército de dedos afilados, una guerra por tenernos, por poseer el alma ese instante, los suspiros, así, ¿te gusta así?, ¿seguimos?, ¿es de noche?, ¿me amarás siempre?, hiedra y pared, tu aroma, la líquida expresión que ríe y se desliza por tus muslos, por los míos, sudamos como esforzados luchadores, carcajadas, nos escrutamos, nos retamos, abres las piernas, te nado, intentamos otro abrazo y alguien llama, calla, creerán que has salido, no contestes, volverán a llamar, espera un poco, contestas y mi mano tienta tus nalgas rotundas, redondas, delicia de los poros, hablas aparentando que planchabas, Ángel no vuelve hasta mañana, sí, tú te encargas, con la otra mano sopeso la dulce redondez del seno izquierdo, haces que te enfadas, luego te llamo, dices, cuelgas el teléfono, me riñes, nos reímos, inoportuna intrusión en los negocios del cuerpo encaramado en nosotros, vigilando el mutuo goce, generosos, te beso aquí, ¿te beso ahí?, nos sumergimos, nos cambiamos los números, nos movemos, ¿Ángel viene mañana?, calla, sigue, un relámpago de celos, eres tonto, tú sabes, ¿así te gusta?, como quieras, solícitos, complaciéndonos, agitados, íntimos, veraces, bajo las alas turbias de un diablo, espera, juntos, espera, tan intenso, tan insólito, ven, ahora, y me dejo llevar, junto labios y dientes para no gritar, hace un mes no nos conocíamos, ahora tampoco, ella es nadie y yo ninguno, ni siquiera sé quién es Ángel, sé que ella me acaricia con los ojos cerrados y que hoy es lunes, el resto es vacío, soledad, ¿vendrás el jueves?, y prometo, juro, me visto, te llamo al llegar, no tardes, me acompaña a la puerta y, elegante, me deja los cien euros en el bolsillo superior de la chaqueta, hasta otro día.




lunes, 25 de julio de 2016

Los reconocimientos.




Usted conoce ese nerviosismo que te invade cuando terminas un libro, lo dejas sobre la mesa y te pones en el brete de escoger qué leerás después.

Así estoy, acabo de terminar un inteligente, documentado y divertido estudio sobre la bossa nova y me enfrento a la lectura para el mes de agosto, usted sabe.

Hay uno que me tienta, me llama, me asusta, me tiene que sí, que no, esa obra magnífica de más de mil páginas, “Los reconocimientos” de William Gaddis.

Hasta hace poco no tenía ni idea de quién era ese Gaddis, no tengo ni idea de quién es mucha gente, incluso a veces no tengo ni idea de quién soy yo mismo.

A lo que vamos, además de otros libros menores (con menos páginas quiero decir) me parece que me voy a embarcar en este placentero (espero) viaje, que sea lo que Dios quiera, allá voy.

Se admiten recomendaciones o/y opiniones sobre este libro y/o sobre este escritor.





domingo, 24 de julio de 2016

No se esperan para hoy nuevos poemas




No se esperan para hoy nuevos poemas, cuentos o relatos de otros mundos, inspiración divina ni más voces que las de los ángeles cantores, algún mudo y la de mi amada, la que sueño en la ventana.

Llega un fax que anuncia que están en la frontera, retenidos, manejar con cuidado y otros bultos, seis sonetos, una arenga, notas varias y la marea que sube y nos arrastra.

En consecuencia, deberé trabajar en lo que falta, la violenta crecida de pasiones, la ausencia total de ocasiones, de pecar, la aglomeración de sensaciones y emociones, la resurrección de la carne, la vida eterna, amén. 

Busco inspiración en otros mundos.
Nada.


Ni aun así, entre columnas rotas respondo cartas con desgana, intento versos, los borro, frente al espejo del armario me miro por si ya he salido y estoy solo, el cielo es de plomo, calor, muere otro discurso entre los dedos torpes como fresas, recojo los platos, escucho la tarde cubriendo de azul oscuro los árboles del parque, no hay pájaros, hay tristeza, nadie llama, no se esperan para hoy nuevos poemas.

sábado, 23 de julio de 2016

No hay más.




De vez en cuando es preciso pararse, mirarse, reflexionar, sacar conclusiones y continuar, -bien por A, bien por B-, romper lo que no, construir algo nuevo.
Incluso quedarse sentado y mandarlo todo a paseo.
Es otra opción.
Esta es la enésima revisión.
Con espejos y sin ellos.
Ya no es lo que era.
Ni lo que será.
Es lo que es.
Ahora.

No hay más.

viernes, 22 de julio de 2016

Quedarse sólo.



De vez en cuando es interesante hacer balance, evaluar, aprender de lo hecho, rectificar si es preciso, seguir por el mismo camino o cambiar de rumbo, de bicicleta, de gustos, de idioma.

Incluso cambiar de cara, de compañía, de planeta.

Quedarse sólo.

jueves, 21 de julio de 2016

Y se va.




Mi infancia está habitada por mujeres, mis dos abuelas, mis cinco tías, mis muchas primas, mi madre…

Por favor, acérquese un poco el micrófono.

Disculpe, no estoy acostumbrado. Sigo. Mi infancia es un territorio perdido, un paraíso en el que el amor, los mimos y las risas ocultaron un entorno gris, opresivo, de himnos y banderas, de miedo y penurias…

Ajústese los cascos y baje un poco el tono de voz. 

Como me vuelva a hablar dejo de grabar o lo que sea esto. Deme todas las recomendaciones seguidas y cállese. No recuerdo ni como me llamo y con sus interrupciones me está distrayendo, me disperso. ¿Qué más hago? 

Siga, siga, lo siento.

Mi infancia es el cálido océano de amor de mi madre, su protección constante, su ternura, sus enseñanzas, su ejemplo…

Perdone, un momento, creo que se han agotado las pilas del inalámbrico, un momento que lo compruebo.
Cuando quiera.

Mi infancia es…

Vaya, no está activo el conector… 

Mire usted, aléjese de mi vista que le meto el inalámbrico por el culo, vaya usted a entrevistar a su padre. Me voy.

Don Ignacio, don Ignacio, no se ponga usted así.

Y se va.


miércoles, 20 de julio de 2016

Manual para seductores dummies.


   Manual para seductores dummies.

Capítulo X:

Cuando ella dice no, se acabó, hasta ahí has llegado.
Ya puedes dar volatines, jurar amor eterno, colmarla de regalos, ir a su lado de acá para allá como un señorito de compañía, cortarte un dedo como prueba de fidelidad, si ella te ha dicho no ya no tienes nada que hacer, búscate otro amor, si sigues vivo.
Además ella siempre te dirá eso de “podemos ser amigos”.
Si puedes, tú mismo, pero no tienes nada que hacer.
No te preocupes, llora, nos ha pasado a muchos.. 


Postdata: temo el momento de la consunción del halo de Marie.

martes, 19 de julio de 2016

Sí, visto así, una tragedia



No sé cuándo ocurrió, en qué momento comenzó la consunción del halo.

A partir de entonces fue lo mismo, la única entrega de su cuerpo, ella ya no estaba.

No aprendí nada.

Pero, espera, sí, sí aprendí, justo entonces se encendió el mío.

Demasiado tarde.

En su interior, ya había dicho no. Como en la segunda parte de un partido ella era la que utilizaba mi cuerpo, mi ardor. Ganó por goleada.

Una tragedia.

Sí, visto así, una tragedia

lunes, 18 de julio de 2016

Mientras duró el halo.



Dije:

La voz, la mirada del consentimiento, la desnudez del alma, la puerta sin llave, la caricia prolongada, sin sábanas, los cuerpos tendidos, el cuerpo, el placer retenido, el tiempo eterno, los ojos cerrados, en la oscuridad lo sincero aparecía como un fantasma de luz, la esencia, una, el instante de la comunión, las lágrimas, el goce del corazón y los muslos, la simiente derramada, la calma, la nostalgia después, el desconsuelo de la partida.

Eso fue durante el halo, mientras duró.

domingo, 17 de julio de 2016

Vengan y lo verán.



Bilbao era una ciudad oscura rodeada de fábricas, chimeneas de humos rojos, sirimiri y paraguas, barcos frente al Ayuntamiento, una Ría que se desbordaba cada poco, muchos curas, gigantes, cabezudos y fuegos artificiales en agosto. 

En eso llegó el Guggenheim y los barcos se fueron al mar, las chimeneas sin humo se humanizaron, la ría se llenó de patos y peces, los curas se casaron, todo se iluminó y Bilbao se llenó de visitantes con planos que confunden el norte con el sur.

Este domingo reluce, he salido a caminar. Las calles están animadas, con visitantes buscando el Guggenheim. Parece que no tenemos más. Pero no, Bilbao tiene mucho más. Vengan y lo verán.

sábado, 16 de julio de 2016

200.000.328



Va por ustedes, una de historia.

En abril de 1997 Dave Winer empezó el primer blog conocido, Scripting News.

En diciembre de ese mismo año, Jorn Barger utilizó por primera vez la palabra weblog en Robotwisdom.com.

En abril de 1999 Peter Merholz ( Peterme.com) la redujo a blog.

Entre 2002 a 2003 con la aparición de WordPress y Blogger se popularizó esto de los blogs, bitácoras o como les queráis llamar.

Se calcula que hay unos 200 millones de blogs en el mundo

¿A alguien le importa?

Además no es cierto, hay exactamente 200.000.328 bitácoras (según mis cuentas).

Esto era en mayo ¿alguna vez fue junio?, ¿existió?, ¿fuimos felices?

Glup 2.0 es una bitácora sometida al capricho blogger.
Y al mío.
Pero sobre todo al vuestro.
Leerlo.
Olé.

viernes, 15 de julio de 2016

Soledad de las palomas.



Este viernes está lleno de preguntas, no hay respuestas, si alguien las tiene que me explique ¿quién habla?, el cd brilla y te refleja, ese eres tú pero ¿quién canta?

Walter Benjamin me deslumbra, Ibarrola también y este calor de fuera, el regusto del vino de ayer, abrazar a mis amigos, Bilbao de noche, la sonrisa de Marie, mi propio miedo, las vacaciones cercanas, la rutina que evito, ¿cómo puedo saltar?, no hay poesía, un temporal de dudas me ha empapado, mutis por el foro y ya veremos.

En el escenario queda una paloma. 

jueves, 14 de julio de 2016

Ah, y la envidia




Hoy, en este jueves que corre, quiero sortear la rutina, saltarme, intentar la poética de lo cierto, inventar la vida, salir a la calle como planteamiento, juntarme con otros para describir el nudo, dejar el desenlace en suspenso, continuará, todo sigue, la mirada, adicción, querencia, el hábito de vivir, no traicionar el territorio, desmarcar los lindes, hay cabida para lo desconocido, para el amor y los insectos, aprender de lo dicho y lo ignorado, de lo que pasa sin pasar y del recuerdo, intuición, obsesión, agitar el engaño y salir corriendo, que me sigan, enseñar el truco y repetirlo, un as en la manga para ojos anónimos, quizás tres miradas, no más, ah, y la envidia.

miércoles, 13 de julio de 2016

De acá para allá



De acá para allá, entre la bruma de las manos de Bel, robándole besos bajo los rascacielos, sin métrica, formal, respirando melancolía, buscando bares con gatos y mujeres que sonrían, calles por donde corra la espuma de la vida, con barrenderos regando madrugadas, es miércoles y el viento nos va a llevar con María Sarmiento, no sé qué más decir, pero lo digo, que paren las máquinas. Alguien entrará a leer esto, alguien lo entenderá.

martes, 12 de julio de 2016

Sin idioma



Escribo en  un martes blanco,con sirimiri el miércoles será blanco o no, vendrá agosto con sus días largos de vacaciones cortas, con su desaforado dominio del tiempo en fuga.

En fuga, escribo sin idioma, extranjero en mi país, ajeno, inmigrante sin haberme ido, excluido por los guardianes del verbo y la tradición, del tesoro bajo una piedra, de los que perdieron y guardaron los privilegios entre las páginas de libros sin escribir, vergüenza que inventó el ayer, diseñó el ahora y solo con los gritos de los sin voz lograremos borrar el mañana. No estoy seguro que lo vayamos a conseguir.

lunes, 11 de julio de 2016

Mi ira.



No consigo ni inspiración ni pasión, escribo sin la más mínima convicción, desganado, atravesando mi desierto sin arena, caminando por las calles del aire, airado, desaparecido el impulso queda el miedo, un resguardo del teatro de anoche en el Guggenheim, la certeza del error, un sendero inútil, helechos en el costado, mirlos en el aligustre, un perro perdido caminando de acá para allá, mi ira. 

domingo, 10 de julio de 2016

Acalorado




Al principio era la ilusión de intentar literatura, al de un tiempo todo se volvió confuso, incomprensible, lleno de trabajo, de búsqueda de caminos, se borró la arrogancia y los temas a tratar, corrían los días y terminé hablando de escribir pero, escribir ¿qué?, ¿para qué?, ¿para quién?

Persigo un número cualquiera del 1 al 4.000, es solo la primera parte, en el 10.000 lo recordaré con nostalgia en un domingo como este, soleado, en el que se juega la final de un campeonato de fútbol de no sé qué. Del resto del domingo aún no puedo contar nada, lo haré cuando transcurra.

Un pez de dudas me mira en esta pecera demasiado pequeña, o él o yo. Lo peor es ahogarse en la orilla, por eso me tiro de cabeza a mis mares mareados, salgo a nadar a mi Cantábrico, de ahí volveré a casa a gritar delante del televisor, a comer un bocadillo de ilusiones y anchoas. 

Un número cualquiera del 1 al 4.000, en realidad no importa demasiado, importa la rutina, abrir la bitácora y saber que hoy es fiesta, con mucho calor pero fiesta.

Descansen en paz los muertos.
Amén.

sábado, 9 de julio de 2016

Trifásico




Los habitantes del mundo internet tienen una infinita capacidad de asombro. Son tantas las maravillas a descubrir que pasean de página a  página, de muro a muro como exploradores en las selvas de las sensaciones, como osados espeleólogos de las simas de la emoción, buscadores de perlas literarias en la profundidad del mar blog/FB/etc, cándidos caminantes por los brillantes senderos de la poesía.
    
Un día cualquiera, no recuerdo si ya era mayo, si llovía, si estaba operado de lo mío o si el mundo estaba dando vueltas como si nada, encontré un rubí. Este.


No cualquier frente de fuego nos abrasa.
Como mínimo, un cielo un cielo así, lleno de antílopes.
Como mínimo, el tacto de tus manos que intuyo.

Incluí varios poemas más de la autora (presunta) y seguí alabando su hondura, frescura, atrevimiento, su sentido poético

La autora (presunta) y otros lectores agradecieron que compartiera aquellas joyas.
El tiempo pasó (el cabrón del tiempo siempre pasa) y un día descubrí que la autora (presunta), un comentarista (cierto) y su señora (presunta) comentaban mis escritos con tres voces diferentes  pero en realidad eran una sola persona (un zumbao, un zumbao de mierda).

Durante meses este individuo comentaba mis escritos como tres personalidades diferentes. En las tres escribía muy bien, un fenómeno, definía perfectamente los tres perfiles. Tonto de mí me esforcé en contestar a la altura de su prosa.

Cuando me enteré me sentí como un amante despechado que entra  a una habitación y descubre a su amante yaciendo con otro(s) en tres camas a la vez (ya, sé que es complicado imaginarlo pero no lo voy a a hacer todo yo, joder, pon un poco de tu parte)

O sea, qué cabrón, lástima no tenerle delante para decirle cuatro frescas. Estas cosas se curan, bien es cierto que necesitan mucha medicación o duchas frías o cuatro hostias, lo sé, pero podía haber ido a tomar el pelo a su padre.

Todo esto no quita para que el individuo trifásico en cuestión escribiese como los ángeles (es decir como los ángeles que escriben bien).

A mandar.

viernes, 8 de julio de 2016

Veo bichos




Ayer me di cuenta que en los últimos tiempos escribo diferente. Mi tema es nada. Escribo sobre nada. 

Pues parece un tema interesante ¿no? 

Lo es, así parece. Nada es poco más que algo. Nada es la punta de algo. Todo es la otra punta. Entre las dos está esta sucesión de sensaciones que flotan en el líquido amniótico del blog. Un genero. Debería escribir un cuento, un poema, un ensayo, un discurso, una soflama, odas, mis obras completas. 

Qué emoción, ¿Cuándo empiezas? 

No, nada, lo mío es la nada, un agujero pintado de agujero, la pintura de un agujero, estoy en un agujero pintando la nada.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 

Ahí, cuando mis amigos presumen de ser invisibles reivindico mi derecho a pintarme la cabeza de amarillo brillante, de cantar en los semáforos, de dar volatines en las recepciones oficiales del lendakari , de cortarme una oreja delante del Papa Francisco, de pasar descalzo por un cable sobre las cataratas del Niágara, de ser como soy aunque sea nada. Corro y corro, sé que esta carrera ya la he perdido, pero participo, aun. Me está dando un calambre en la pierna derecha. Ay. Escribo unos meses más sobre la nada y empiezo a terminar mis obras completas.

Viernes, veo bichos, me estoy empezando a preocupar.

jueves, 7 de julio de 2016

Interacción



Repetición. Imaginación. Comprensión. Acción. Reacción. Adaptación. Precaución. Reflexión. Interacción. Ilusión. Subversión. Absorción. Sensación. Suplantación. Antelación. Inserción. Integración. Aparición. Lección. Tentación. Confesión. Definición. Repetición. Canción. Programación. Tostón. Todas las palabras que acaben en on para completar la famosa interacción, el tú y yo, lo mutuo, el hoy por ti mañana por mí, lo colectivo, el remar juntos por este río de los días que nos lleva, melancólico, demasiado rápido, con los dedos rozando el agua de los posibles descubrimientos, manatís que parecen sirenas, Lennon era una morsa, yo soy un mono que intenta no repetirse, tú eres paciente y benévolo si sigues leyendo, estamos en verano y recuerdo el verano pasado en una  foto en el Mar da Fora, así éramos y debajo del manzano esperamos probar nuevas teorías que nos permitan seguir engañándonos, fingir que somos felices aunque lluevan calamidades, aunque temblemos por las mañanas y nos venza el día, hoy estamos aquí. 

Brindo contigo por este jueves. 


miércoles, 6 de julio de 2016

Tú no tienes corazón y nada te interesa.



Tú no tienes corazón y nada te interesa, etc, que dice la canción, que hay quién ve un corazón dentro de un maniquí.

La sutileza del trazo indica el tormento de su alma ¿Pero que me estás contando?

Voy a pintar, las paredes con tu nombre, mi amor. Pintas la pared de naranja y hay quién la ve roja, otros verde, dos la ven azul, el 98% ni se entera que la has pintado y el 99% no sabe que hay una pared.

Y que le voy a hacer si no nací en el Mediterráneo, pues eso que, apasionado, me declaro, te quiero y ella, sin mirarme, contesta,–calla, que no sabes querer y me canta lo de Tú no tienes corazón y nada te interesa, etc.

martes, 5 de julio de 2016

Subió una mona a un nogal



Subió una mona a un nogal…es decir lo conocido, contar los cuentos una y otra vez sin cambiar ni una sílaba. 
Da seguridad, dicen los psicólogos. 
Reafirma el carácter del niño, añaden. 
Pero aquí solo hay adultos… 
¿Aquí solo hay adultos? 
Repetir lo mismo de la misma manera, con idénticas inflexiones en la voz 
¿Ningún adulto lo advierte? 
Subió una mona a un nogal

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